testimnio

Aqui untestimonio de un lector del blog, aunque el blog no tiene mucho para leer de todos modos.

aqui les dejo su historia, disculpa que la suba tan tarde pero heestado teniendo problemas con la PC.

Siempre me sedujo la idea de estar con otro hombre, los dos desnudos, acariciándonos, masturbándonos, disfrutando de nuestros cuerpos, pero así como la masculinidad incitaba en mí una atracción irresistible, tenía mis reservas con respecto a la penetración, me imaginaba que debía de doler y bastante que te la metieran por el culo, y aunque alguna que otra vez intenté con un dedito, la verdad es que tal idea la mantenía por el momento bastante apartada. Sin embargo, deseaba estar con otro hombre, sentirlo, tocarlo, pajearnos mutuamente, sentir nuestros olores, escuchar nuestros gemidos. Recordaba con especial cariño una experiencia que tuve a mis 15 años. Me había rateado del colegio, creo que acá le dicen hacerse la vaca, alguno sabrá corregirme, lo cierto es que falté al colegio y me fui al cine con mi uniforme de colegio privado. Era una función doble, dos películas de acción al precio de una. Me senté dispuesto a disfrutar y a pasar el tiempo hasta que se hiciera la hora de volver a casa. Justo antes de que se apagaran las luces, un hombre se sienta en la butaca de al lado, pese a que las otras de alrededor estaban vacías. Llevaba consigo una gabardina. Atención a este detalle. Empieza la película y todo de lo más normal, hasta que me parece sentir un leve roce en mi pierna. Al principio pensé que se trataba de un roce casual, que el tipo se estaba acomodando, pero enseguida vuelo a sentir otra rozadura, esta vez mucho más persistente. No reaccionó, de modo que ahora en vez de sentir su pierna rozando la mía, lo que siento es su mano deslizándose por uno de mis muslos. Ya en aquel entonces tenía ciertas inclinaciones por lo que me dejo hacer, no hago ni digo nada. Entonces, viendo desde ya mi buena predisposición, el tipo extiende la gabardina sobre nuestras piernas, y bajándome el cierre del pantalón mete una mano dentro de mi bragueta para agarrarme la pija y empezar a pajearme. En un susurro apenas audible, me pide que le haga lo mismo. No me niego. Deslizo una mano por debajo de la gabardina, me estremezco al tocarle el bulto, aún así sigo adelante, el mismo se había bajado el cierre antes, de modo que puedo meter la mano sin problemas y agarrársela. A diferencia de mi por entonces aún incipiente virilidad adolescente, la suya me parece enorme, se la agarro firmemente y empiezo a meneársela, me encanta hacerlo, sentirla como se endurece, como se moja entre mis dedos, como late, como vibra, es la carne de mis sueños, sin embargo no llegamos hasta el final. Me dice al oído que quiere llevarme a su casa. Entonces me lo imagino sobre mí, su cuerpo de hombre maduro y desarrollado, ungido en mil batallas sexuales, sobre el mío, todavía aniñado, neófito aún en lo que se refiere a los placeres sensuales, imaginaba mi tierno culito destrozado sin piedad por esa verga inmensa y aunque estuve a punto de sucumbir a la tentación, le dije que no, que tenía que estudiar. Retiré mi mano de aquel maduro fruto de la tentación, me subí el cierre y me fui, sintiendo como se me había humedecido el slip por la paja que acababa de hacerme aquel desconocido.
Siempre que pienso en lo que paso aquella tarde me pregunto que hubiera pasado si aceptaba su invitación. Seguramente hubiera disfrutado, (¿o padecido?) mi primera relación homosexual. No lo sé. Pese a todo lo mejor fue ese instante de paja mutua, estar los dos tocándonos, disfrutando como si estuviéramos solos en el mundo. Desde entonces estoy a la búsqueda de algo igual.


Mi nombre es Marcelo, tengo 40 años, resido en Magdalena del Mar y busco a alguien que tenga ganas de algo parecido, de disfrutar de una buena paja mutua, les aclaro que no tengo lugar ya que soy casado y tengo hijos, pero entre nosotros podemos encontrar un buen entendimiento. Mi mail es. Isahn1969@gmail.com, escríbanme que les contestare de inmediato.